Él sabía la respuesta: los fantasmas de su casa.
Se asustó. Cada vez eran más frequentes y más obvios. Él tan solo quería que aquello se detuviese de una vez por todas. Pero sabía que sólo un milagro podría lograr eso. ¿Qué había hecho tan mal como para recibir semejante castigo? Existir, quizás.
O tal vez él no era quien había hecho algo mal.
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